Ruidos de colores para dormir
Al hablar de ruidos de colores para dormir, hacemos referencia al espectro luminoso que acompaña a la longitud de onda que diferencia a cada sonido del resto por la potencia y distribución de su frecuencia.
Para distinguir claramente cuándo se habla de un sonido con una determinada densidad espectral de potencia, se ha popularizado asignar un color distinto dependiendo de la frecuencia en la que se registre llegando a existir un arco iris de sonidos.
De este modo, los tonos azules y violetas representan las frecuencias vibratorias más altas. Las gamas de colores más rojizos corresponden a las frecuencias más bajas. Este es el motivo por el que podemos hablar de ruido rosa, blanco, rojo, azul violeta, gris…
El más conocido y popular es el ruido blanco. Este ruido tiene un espectro plano que utiliza una escala de frecuencia lineal con energía constante. Esto quiere decir que ninguna predomina por encima de la otra y todas ellas se encuentran a la misma potencia o volumen.
Este sonido actúa como una especie de antirruido que cancela otros sonidos que de normal podríamos detectar. Esto sucede porque, cuando oímos un ruido que se mantiene constante, sin cambios, nuestro cerebro automáticamente bloquea los demás.
El ruido rosa es una variante del ruido blanco, de forma que es más pobre en frecuencias altas. O lo que es lo mismo, en sonidos agudos, y predominan más las frecuencias bajas.
Este ruido suena más equilibrado y uniforme que el ruido blanco por ser más pobre en frecuencias. Se trata de un sonido más suave y homogéneo parecido a la lluvia o al susurro de las hojas de árboles. Esto lo convierte en un ruido más efectivo para intentar dormir.
Un estudio de Northwestern Medicine sincronizó el sonido rosa con el ritmo de las ondas cerebrales en 13 participantes de más de 60 años los cuales pasaron dos noches consecutivas en un laboratorio de sueño. Durante una de esas noches, a los integrantes se les reprodujo una serie de ráfagas cortas de ruido rosa mediante auriculares durante la fase de sueño profundo, lo suficiente espaciadas como para evitar que el cerebro se acostumbrara a ellas y las ignorase.
Dichos sonidos fueron cronometrados para que concordasen con sus oscilaciones de las ondas lentas. Una vez analizadas las ondas de sueño de las dos noches, se vio que el balanceo de ondas lentas aumentaba en las noches en que se les había aplicado a los integrantes el ruido rosa. A la mañana siguiente se les hicieron pruebas de memoria. El rendimiento fue tres veces mejor en la noche con ruido rosa que la anterior noche sin ruidos.
Si quieres probar tú mismo si el ruido puede ayudarte a dormir, puedes reproducir alguno de los muchos videos con este sonido en YouTube.