¿Por qué se contagian los bostezos?
Bostezar se considera un hábito descortés que las personas intentamos evitar a toda costa. El bostezo implica principalmente que tenemos sueño, ansiedad o estamos aburridos, a veces, hasta lo hacemos cuando tenemos hambre. A pesar de ello, no existe una explicación común sobre porqué se contagian los bostezos y cuál es la razón de que se contagie tan fácilmente.
La comunidad científica ha propuesto muchas teorías al respecto que intentan explicar este acto. La más reciente, enunciada por Gary Hack, profesor de la Universidad de Baltimore, y su grupo de investigación, propone que se trata de un movimiento para bombear aire al cerebro y disminuir así su temperatura.
No es sin embargo la única teoría. La Facultad de Medicina de Erie (Pensilvania), propone que el hipotálamo – encargado de generar oxitocina – provoca el bostezo cuando se detecta que los niveles de oxígeno en sangre no son suficientes, de forma que se coge una buena cantidad de aire por la boca.
Igualmente se piensa que el bostezo es una respuesta al estrés. Bostezar incrementa temporalmente los niveles de cortisol – hormona asociada al estrés -de forma que podría explicar por qué algunas personas en momento de mucho estrés o ansiedad bostezan.
¿Por qué se contagian los bostezos?
Hay teorías que hablan sobre la imitación o sincronía entre grupos. Lo hacemos como acto reflejo de imitación entre iguales o para sincronizarnos dentro del grupo. Como afirma Matthew Campbell, “una posibilidad es que en las especies sociales que coordinan sus niveles de actividad, copiar los bostezos puede ayudar a sincronizar el grupo”.
«Así, cuando es hora de comer, todo el mundo come (comer es contagioso), cuando es hora de moverse, todo el mundo se mueve (las posturas corporales son contagiosas). De esta forma, la copia del bostezo también pone al grupo en sincronía”, prosigue.
Otra teoría es la de la empatía. Según algunos estudios, bostezamos porque nos ponemos en el lugar de la otra persona, es una respuesta de que entendemos cómo se siente el otro. Se ha demostrado que cuando se bosteza se activan circuitos cerebrales que también intervienen en la empatía.