Posponer la alarma del despertador
El placer de quedarse en la cama cinco o diez minutos más después de posponer la alarma provoca que el descanso no sea reparador si volvemos a dormirnos. A continuación, os contamos cómo afecta al sueño posponer la alarma del despertador.
Al contrario de lo que muchos piensan, el hecho de posponer el despertador, provoca que no se finalice el ciclo natural del sueño y en consecuencia nos despertemos más cansados.
En el momento en el que suena la alarma, nuestro cuerpo se activa preparándose para comenzar el nuevo día. Pulsando el botón de posponer la alarma, el cuerpo comienza de nuevo la fase de sueño. Cada vez que interrumpimos esta fase, activando y desactivando nuestros mecanismos químicos, nos encontraremos más cansados y desorientados.
Tan importante es dormir la cantidad de horas necesarias, como tener un sueño profundo y continuado. De no ser así, se pueden producir efectos adversos como pérdida de memoria, mal humor, menor capacidad de reacción, somnolencia o disminución del rendimiento durante el resto de la jornada entre otros.
Lo ideal sería que nuestro propio reloj biológico sea el encargado de despertarnos sin la utilización de ninguna alarma. Como en la mayoría de los casos no es posible, hay que intentar evitar posponer la alarma del despertador para no fragmentar los ciclos del sueño.